PÁGINA 1: Virginia
Virginia del Carmen, mi abuela materna. Ella no estaba de acuerdo que su nombre lo cargaran otras. Decía: Las Virginias son muy lloronas, no se equivocó. Murió mucho antes de que yo naciera, pero mi madre en sus sueños maternales le mencionó el deseo de hacerle honor con su primera hija.
Vino Virginia, pero no del Carmen, sino de María. Vino a darle vida, a darle vida a Virginia y a partir de ahí me convertí en la nieta de la amada Virginia. “Eres igualita”. A veces me hacen dudar de si soy yo o soy una versión nueva de mi abuela. ¿Habré reencarnado? ¿Seré Virginia del Carmen? Tengo su carácter, era gordita y chiquita, cocinaba rico, era divertida, amorosa. Creo que yo podría ser todo eso por mérito propio, aunque jamás me molestó la comparación.
Un día estaba sentada en la mata de limones de la casa y sentí a alguien que me hablaba, conversé con ella, me reí, sentí que me abrazaba, estaba acompañada. Cuando me preguntaron por qué hablaba sola yo respondí que era Virginia, mi abuela estaba hablando conmigo.
Página 2: Katty
Estoy sentada sobre la arena. El agua apenas me toca, va y viene como danzando con una canción que yo aún no puedo escuchar. Es tibia y cristalina.
Hemos viajado 1 hora y media para llegar hasta aquí.
Mi madre me ha preguntado si quería venir a la playa y casi sin pensarlo hemos tomado un traje de baño y una muda de ropa.
Paramos en el súper y agarramos una canilla, una malta y dos Coca Colas, una caja de cerveza, jamón y queso.
Me encanta la playa. Se siente como estar en casa. Ha sido mi lugar desde que no sabemos dónde está el nuestro.
Los sábados se han convertido en “quieres ir a la playa” seguido de un sí rotundo de mi parte.
Mi madre tiene el cabello alborotado. Parece una leona con rizos rojos y piel hermosa. Juega con el agua y grita desde adentro “no le tengas miedo al agua”.
Yo sigo allí sentada en la arena, con la música tocándome los pies.
Página 3: Gabi
Al principio me daba miedo amarte, pero me conquistaste de a poquito con tus sonrisas, tus primeros pasos, tus palabras y todo lo que te envolvía.
Crecimos. Dejamos de hablar de Pokemones y de hacerle casitas a las barbies. Yo me fui, en mi corazón llevaba el recuerdo de esa niña que abracé por última vez. Dejé de encontrarte en las fotos; dejaste de buscarme en las mías. Pasó el tiempo y la distancia en medio de nosotras.
Hoy te reencontré. Solo necesité un par de horas, un Zoom para abrazarte y sentirte mía. Era tu sonrisa, tu voz, nuestros recuerdos, mami riendo en el fondo. Fuimos y somos nosotras en este nuevo lugar que la distancia no pudo alejar.
Página 4: Aura
Serás la historia más bonita de amor siempre.
Te despertabas todos las mañanas agarrando el rosario, batiendo ollas y montando almuerzo.
Me regañabas porque no era sino hasta las 10 de la mañana que yo levantaba ojo para verte trastear.
Llegaba Virgilio con sus empanadas de carne mechada y su periódico bajo el brazo.
Los tres nos sentamos en el porche bajo las tapas del techo caliente a tomar café y echar cuento.
A las 12 en punto se come, a las 3 rezamos rosario. Mientras tanto se ve la novela. Cerrando un ojo y con el otro mirando.
Así te viví, así te vivimos todos.
Página 5: Abuela Nieves y Maricel y Nievitas
En la mesa del patio se sentaban todas. Se pone la Grecca para el café y no se apaga más. Rondas y rondas de guayoyos mientras la conversación fluye.
La casa de la Sra. Nieves y sus hijas fue nuestro refugio. Allí habitamos el amor infinito que ella tenía para darnos.
Nievitas y Maricel, adornaban la mesa con sus sonrisas. Ambas me dejaron llamarlas tías. Así crecí, ocupando una silla prestada en la mesa de mi abuela Nieves.
Página 6: Todas
Yo soy ellas.
Nací mía y nos hicimos nuestras.
Soy un poco de todas.
Las he guardado por mucho tiempo, cada retazo de ellas que ha sido mío. Me construí a partir de sus sonrisas, sus tristezas y sus historias.
Estos textos los hice para un fanzine. El proyecto fue gestado en el taller de escritura creativa: REFUGIO.
VIRGINIA VERA♡ 
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