Cuando me fui nadie me dijo que me perdería. No está mal perderse. Tampoco sé si es lo mismo para todos, pero yo me perdí y este ha sido el viaje de buscarme. De hacer mis cosas para encontrarme.
Hace mucho tiempo hice mi maleta, estaba muy emocionada. Era un ultimátum. -Me voy-, dije que me iría, me costó salir. Luché con todas mis fuerzas para irme, porque hacía mucho tiempo que me había perdido.
Siempre fui de las que se iba, me mudaba, agarraba mi maleta y partía, pero jamás me dolió tanto. Pero fue un dolor gratificante.
Ahora estoy escuchando Silvana Estrada, tratando de olvidar y recordar. Bajé la guardia y lloré tirada en el piso de aquel hostal, lloré tanto que que fue imposible no sentir el dolor que me había partido en mil pedazos.
Nadie me dijo que me perdería en el camino. A veces pienso que una parte de mí se quedó en aquellas nubes. Supongo que de eso se trata irse. Despojarse tanto de sí mismo que cuando te miras en fotos pasada te sientes tan lejana de lo que fuiste.
«Haz pasado por mucho y pensaste que esto sería lo último», me dije. Me ido construyendo, me he ido disfrazando de tantas versiones que no sé cuál realmente soy yo. Supongo que todas, pero en ninguna me encuentro o no me siento tan yo.
Me fui, me fui. Hui. Pero nadie me dijo que dolería tanto no encontrarme en el camino.
